27 enero, 2015

Comparativa custom: Harley-Davidson Street XG750, la Suzuki Intruder M800 y la Triumph Speedmaster

Probamos la Harley-Davidson Street XG750, la Suzuki Intruder M800 y la Triumph Speedmaster juntas con un resultado muy igualado
Vícor Gancedo Colaboran: Óscar Pena y Keko Ochoa Fotos: Juan Sanz 

Echo la vista atrás y pienso en la cantidad de años que llevo montando en moto. Unos 15 por mi cuenta otros 25 dedicado a esto de la prensa escrita. Cerca de 40 años en los que he probado un sinfín de motos distintas. Además de algunas que tengo y otras «pocas» que he tenido, y una media de unas 50 o 60 novedades al año, me sale un total que puede rondar los 1.500 modelos de todo tipo de condición y cilindrada. Además, muchos han pasado por mis manos en distintos momentos y en diferentes versiones, colores, etc., por lo que el número de unidades que he disfrutado es mucho mayor.
Cuando hablo con un buen amigo mío, que tiene un buen palmarés como piloto de motos y que ahora regenta un conocido negocio del gremio, muchas veces me pregunta: ¿No te aburres de montar en moto? Yo le suelo responder de manera instantánea y moviendo la cabeza hacia los lados, al tiempo que esbozo una sonrisa y le digo: ¡Todavía no! Sí es cierto que unos días se disfrutan más que otros, que es mejor el verano que el invierno, o que hay unas motos que me gustan más y otras menos, pero también he aprendido a ponerme en situación, a equiparme debidamente y a cogerle el punto a cada modelo. La verdad, salvo contadas excepciones, consigo disfrutar a los mandos de cualquier moto, y, aunque más mayor en cuanto a edad, creo que a pesar del paso del tiempo, mantengo una línea similar en cuanto a forma de ser y maneras. Puedo decir que las motos que he tenido o que he probado no me han influenciado tanto como para cambiarme.
Durante todos estos años he conocido a mucha gente con la misma afición que yo. Usuarios de todo tipo, con un rango de edades muy amplio y con motos de todos los segmentos. Y siempre me han llamado mucho la atención los que yo considero transformistas, esos que cuando están lejos de sus custom son de una manera y cuando se sientan a los mandos de sus «burras» se convierten en tipos duros con el semblante serio.
También es cierto que esto puede llegar a ser un nexo de unión entre distintas capas sociales y personas de muy distinta condición se sienten igualadas cuando coinciden en eventos a los mandos de sus monturas. Pienso que esto no es ni mucho menos malo, pero también creo que no es necesario transformarse en la vida. Cada uno es como es y así es como debe vivirla, y aunque tengamos que ir evolucionando y adaptándonos a los nuevos tiempos que nos llegan, no debemos dejarnos influenciar demasiado por las tendencias, ni tampoco por las personas que tenemos a nuestro lado.

Personas «bien»

Por eso creo que si eres una persona «bien», no debes transmutarte en malo cada vez que te pones a los mandos de tu cruiser. Las marcas también lo entienden así y por eso en la actualidad existen una serie de modelos «pequeños» que te permiten disfrutar de ellos siendo tu mismo y sin la necesidad de hacer una gran inversión para hacerte con sus servicios.
La nueva Harley-Davidson Street XG750 ha llegado este año dispuesta a revolucionar un segmento un tanto aletargado y ha supuesto un revulsivo para que otras motos como la Suzuki Intruder M800 o la Triumph Speedmaster cobren de nuevo protagonismo. Por eso los hemos reunido en una comparativa.
También es cierto que otros modelos como Honda VT750S o Moto Guzzi Nevada 750 podrían haberse unido al grupo de estas páginas, pero a la hora de ponernos manos a la obra no hemos podido disponer de unidades de prueba, aunque esto tampoco quiera decir que tengamos que descartarlas, porque son interesantes opciones a tener en cuenta. Y de haber preparado esta comparativa un poco más adelante, podríamos haber incluido la Kawasaki Vulcan S, una novedad importante que está a punto de llegar y que utiliza la mecánica de las ER-6 y Versys 650.
Nuestras tres protagonistas, a pesar de contar con cilindradas que oscilan entre los 749 y 865 cc, son motos llamativas y vistosas, a la vez que ciertamente discretas. Las tres pueden ser consideradas como puerta de entrada al mundo custom, debido a que cada una tiene personalidad propia debido a sus distintas y lejanas nacionalidades y, además, funcionan de forma muy lograda.
Que sean el acceso al universo custom es gracias a que cuentan con precios ajustados en mayor o menor medida. Desde los 7.300 euros que cuesta la Harley-Davidson, hasta los 9.175 euros de la Triumph, pasando por los 8.799 euros de la Suzuki, se puede decir que sus precios son proporcionales a lo que nos ofrecen, aunque quizás el de la Speedmaster sube un poco más de lo deseado.

Distintas nacionalidades

De este modo, hemos reunido a una norteamericana (aunque fabricada en la India), a una japonesa y a una británica, y las tres nos han demostrado que llevan en sus genes el ADN de sus respectivas marcas.
La Harley-Davidson Street 750 ha sido una de las novedades más importantes del año 2014 que acaba de finalizar. También ha sido la mayor sorpresa que la marca de Milwaukee ha preparado en los últimos 14 años al ser una novedad absoluta. Como su denominación pretende indicar, ha llegado dispuesta a adueñarse de las calles de las grandes ciudades. Para ello es la Harley más pequeña por tamaño y cilindrada, además de la de precio más contenido en el catálogo de la firma y con un peso de «solo» 227 kg verificados en orden de marcha. Esta «ligereza» se debe a su simpleza, algo que sale a relucir al compararla también con la Suzuki y la Triumph que le acompañan en esta comparativa.
La Suzuki Intruder M800 tiene una historia más dilatada. Llegó como novedad en 2010 tomando como punto de partida la mecánica y el chasis de la C800, aunque adoptando el estilo «deportivo» de las grandes M1500 y M1800, con horquilla invertida, cupolino envolviendo al faro delantero y aletas «recortadas». Pero la verdad es que bajo su aspecto radical, esta M800 sorprende por un comportamiento muy normal y civilizado, así como por una posición de conducción natural. Por otro lado, con 272 kg comprobados con gasolina, es claramente la más pesada del trío de estas páginas, aunque gracias a ello cuenta con unos componentes muy robustos y con muy buenos acabados.
La Triumph Speedmaster también tiene una larga trayectoria, incluso mayor que la que posee la Intruder, pero hace tres temporadas se renovó en cierta medida, recibiendo novedades significativas en llantas, depósito, aletas y grupos ópticos, adoptando un estilo más minimalista y conformándose con un solo disco de freno en el eje delantero. Gracias a esta simplificación, su peso se redujo significativamente, registrando 260 kg en la báscula, aunque aquí hay que destacar que la capacidad de su depósito es claramente la mayor, con casi 20 litros verificados, contrastando con los poco más de 12 litros que caben en el de la Street. Por su lado, el de la Intruder puede dar cabida a más de 16 litros, aunque debido a sus consumos más altos, le proporciona una autonomía media de 205 km, muy similar a la de la Harley. En este apartado, la Triumph es claramente la referencia, logrando recorrer 325 km de media, y hasta 450 km si practicamos una conducción eficiente.

Urbanas

Por características e intenciones, las tres son motos muy urbanas. En este ambiente, la Street hace honor a su denominación y se desenvuelve con una agilidad sorprendente, con un tren delantero muy ágil y rápido de reacciones. El peso contenido, la baja altura del conjunto y un neumático delantero especial, de solo 100 mm de anchura y 17” de diámetro, son los principales responsables de que las maniobras a baja velocidad se realicen con mucha facilidad. También el tacto de su motor es muy agradable, con una caja de cambios que funciona con suavidad.
La Speedmaster tiene unas reacciones similares, pero aunque su neumático delantero es igualmente estrecho, también es cierto que posee un diámetro de 19”, y esto hace que no se muestre tan ágil como la «americana». De todos modos, a pesar de que su peso y de talla también son mayores, esta Triumph se conduce con mucha facilidad y con muy buen tacto de acelerador. El motor que funciona como un reloj, con una caja de cambios precisa y con un tacto de «mantequilla». Por su lado, la Intruder puede parecer radical, pero su posición de conducción no es forzada y su asiento bajo también nos facilita las maniobras. Sí es cierto que se percibe algo más voluminosa que sus rivales y su manillar es también más ancho, pero no son ningún problema. En cuanto a suavidad de funcionamiento también es un ejemplo, y solo un ligero «clonk» procedente de la transmisión por cardan, nos recordará en ocasiones que hemos actuado sobre la palanca.

Excursionistas

Ninguna de nuestras protagonistas está concebida para realizar largos viajes. Aunque la Suzuki posee un grado de confort superior a la Harley-Davidson y la Triumph, contando con sistema progresivo en la amortiguación trasera y el mencionado cardan de bajo mantenimiento, algo que agradecerán los más ruteros.
Atendiendo al rendimiento, con la Intruder algo descolgada, sorprende la igualdad de fuerzas entre la «pequeña» Street de 749 cc y la gran Speedmaster de 865 cc. Incluso, salvo en los primeros metros, la Harley tiene algo más de alegría, aunque también es cierto que la Triumph está limitada en sus dos últimas relaciones de cambio, algo que no se entiende muy bien.
Por otro lado la inglesa cuenta con la parte ciclo mejor puesta a punto, con unos componentes más robustos y con el equipo de frenos más potente, por lo que nos permite practicar una conducción algo más agresiva al enfrentarnos a una carretera con muchas curvas. De todos modos, la mejor manera de disfrutar de las tres cruiser de esta comparativa es tomándonos los paseos con cierta calma, dejándonos abstraer por los paisajes, por nuestros pensamientos y siendo nosotros mismos.

Conclusión

A pesar de las diferencias existentes entre las tres cruiser que hemos reunido, el cómputo final de esta comparativa ha quedado realmente igualado. Cada una tiene sus puntos fuertes y estos hacen que la balanza se compense de manera sorprendente. Si lo que buscamos es equilibrio, estética con gancho y el tacto más deportivo, la británica Triumph Speedmaster se erige como la moto más competa de las tres. En cambio, si lo que queremos es una montura con más volumen y una mayor apariencia, con unos acabados sobresalientes y un confort de marcha elevado para una moto de su clase, en este caso la elección más correcta deberá ser la japonesa Suzuki Intruder M800.
Y si por el contrario atendemos al precio, al carácter novedoso, a la ligereza y al tamaño más contenido, está claro que la «americana» Harley-Davidson Street XG750 es la vencedora. Para hacerse con sus servicios hay que pagar cerca de 2.000 euros menos que por la Triumph y en la báscula rebaja el peso de la Suzuki en 45 kg. Además, es una novedad absoluta, algo que no ocurría desde hace mucho en la marca de Milwaukee, ni tampoco en el segmento de estas cruiser «pequeñas».